Esta limusina de Volkswagen enloqueció a Estados Unidos
Basado en el Beetle, el Rollswagen acompañó a John Wayne a los Oscar de 1970.
Foto: RM Sotheby’s
Por: Eleonora Lilli
Traducido por: José A. Guzmán
3 ago a las 16:00
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Imagina que estás en plena década de 1960, en California, donde el Volkswagen Escarabajo está de moda. Es popular porque es un coche sencillo y barato. Y, sin embargo, alguien decide convertirlo en una limusina de lujo de más de 5 metros de largo, con un interior de tela inglesa, minibar o interfono.
¿Una locura? Tal vez. Pero en la actualidad se ha convertido en una pieza histórica y saldrá a subasta por nada menos que unos 200.000 dólares (unos 173.000 euros al cambio actual).
El Rollswagen
La idea fue de John von Neumann, importador de Porsche y Volkswagen para la costa oeste americana, pero también piloto de carreras aficionado y visionario. El coche era tan extravagante que Volkswagen of America decidió convertirlo en la pieza central de una campaña publicitaria nacional con el eslogan: “El Escarabajo de 35.000 dólares”. Y 35.000 dólares de entonces equivalen a unos 250.000 euros de hoy.
Pero, ¿quién es John von Neumann? Nacido en Viena, se trasladó a California poco antes de la Segunda Guerra Mundial. Se convirtió en una figura clave en la expansión del automovilismo americano y pionero en la difusión de los modelos de Porsche en Estados Unidos.
Al principio, compraba dos Porsche a la vez en Nueva York y los llevaba personalmente a California con su mujer, donde los compradores que ya estaban en lista de espera no veían la hora de tenerlos en sus manos.
En 1955 fundó Pacific Volkswagen y se convirtió en el distribuidor oficial para la Costa Oeste y Hawái. Y fue para promocionar esta empresa cuando decidió crear un coche sin precedentes: la limusina que todo el mundo empezó a llamar ‘Rollswagen’.
De la fábrica a la transformación
Todo empezó con un Escarabajo Tipo 1, fabricado el 8 de octubre de 1968, con carrocería negra, interior de polipiel rojo oscuro y motor de 1.500 cm3. Se entregó en Nueva Orleans y luego se envió a California, donde comenzó la transformación.
El taller Troutman-Barnes de Culver City (famoso por los coches de carreras Chaparral y Scarab) cortó y alargó el chasis más de un metro, con lo que la longitud total del coche alcanzó los 5,03 metros. La mano de obra fue concienzuda: se utilizaron piezas originales de Volkswagen siempre que fue posible, incluidas las puertas traseras y los estribos laterales personalizados.
El motor original se sustituyó por un bóxer de 1.600 cm3, potenciado con carburadores Weber de 48 mm para soportar los 180 kg adicionales. Las llantas de acero se ensancharon y pulieron. Del trabajo de pintura se encargó Junior’s House of Colors, una leyenda en el mundo del hot rod californiano, que aplicó un acabado de esmalte negro brillante (al horno).
Tony Nancy, icono de las carreras de aceleración, trabajó en el interior. Utilizó tela inglesa gris en la zona de los pasajeros, mientras que la parte delantera usó vinilo negro, separado por un tabique de accionamiento eléctrico.
El interior se enriqueció con molduras de caoba, minibar, asientos plegables, intercomunicador, equipo estéreo Philips de 5 altavoces con reproductor de casetes, insonorización, elevalunas eléctricos y, por supuesto, la luz de gálibo en el techo.
En años posteriores, esta increíble limusina Beetle también recibió un moderno sistema Kenwood con reproductor de CD.
Una limusina digna de un Oscar
Según algunos documentos, el Rollswagen acompañó a John Wayne a los Oscar en 1970, el mismo año en que ganó su única estatuilla al Mejor Actor por The Grin (True Grit). La anécdota nunca se confirmó oficialmente, pero ha permanecido viva en la memoria colectiva estadounidense.
En septiembre de 1971, la limusina acabó en la portada de la revista ‘Dune Buggies and Hot VWs’, convirtiéndose en una auténtica celebridad sobre cuatro ruedas. Al año siguiente, von Neumann vendió su red de distribución a Volkswagen of America, que también adquirió la limusina, como confirma una antigua tarjeta de matrícula.
En 1974, el Rollswagen se expuso en el concesionario Masterson Motors de Ventura, mientras que Volkswagen of America siguió utilizándolo para promoción hasta 1977, cuando se sacó a subasta con puja sellada. La ganó Chick Iverson, uno de los concesionarios de la marca alemana más conocidos de California y gran amigo de John Wayne (ambos, curiosamente, serían enterrados más tarde uno al lado del otro).
Iverson guardó celosamente el Rollswagen hasta 1996, cuando lo vendió a su amigo Lorenzo Pearson, fundador de la histórica empresa de recambios West Coast Metric, con sede en Harbor City.
La limusina ha permanecido en su colección hasta hoy; ahora, el 15 de agosto de 2025, saldrá a subasta en la Monterey Car Week, y ¿quién sabe quién la comprará?